¿Qué es el miedo?

El miedo es una emoción fundamental y universal que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Aunque a veces nos asusta, también cumple una función importante relacionada con nuestro instinto de supervivencia. Permíteme profundizar en algunos aspectos clave sobre el miedo:
Naturaleza del miedo:
El miedo es una respuesta adaptativa ante posibles peligros. Nos alerta y nos prepara para enfrentar amenazas inmediatas.
Es una emoción que ha evolucionado para ayudarnos a sobrevivir y protegernos.
No es posible ni deseable dejar de sentir miedo por completo. Sería antinatural y podría poner en riesgo nuestra seguridad.
Si embargo, podemos aprender a no temer al miedo y a reaccionar de manera constructiva ante él.
Tipos de miedo
- Miedo funcional o adaptativo:
- Surge ante un peligro real e inmediato.
- Nos alerta para sobrevivir.
- Nos prepara para enfrentar amenazas.
- Miedo disfuncional o desadaptativo:
- No está basado en un peligro presente, sino en experiencias pasadas o en procesos mentales.
- Puede bloquearnos y dificultar la toma de decisiones.
Beneficios de sentir miedo
Aunque parezca contradictorio, el miedo tiene una función sana ya que intenta proteger la vida.
- Nos impulsa a buscar estímulos nuevos y vivir experiencias intensas pero con precaución.
- Libera dopamina y adrenalina, generando momentos de euforia.
- El miedo es una emoción y como tal es necesaria para nuestra supervivencia, tiene una función protectora, creando respuestas orgánicas y psicológicas en nuestro organismo para ayudarnos a entender y construir mejor nuestra realidad.
El miedo puede ser sano cuando cumple una función protectora pero también puede volverse insano si nos impide vivir plenamente. Puedes aprovechar la información que el miedo te proporciona para aprender a gestionarlo de manera constructiva.
Respuestas fisiológicas ante el miedo
Como todas las emociones, el miedo desencadena una serie de reacciones fisiológicas para poder realizar su efecto de protección:
- Correr, huir, escapar del peligro, o bien
- Prepárate para la lucha.
El sistema nervioso simpático es el responsable de que el cuerpo reaccione, creando la siguiente respuesta:
- La musculatura se contrae y se predispone para la huida o la lucha.
- Se produce un robo sanguíneo de otras zonas no implicadas en ese momento, como puede ser toda la digestión, para volcar más sangre hacia la musculatura.
- El corazón aumenta la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea, para que llegue mejor el oxígeno a la musculatura y así podamos correr más y mejor.
- La respiración pulmonar se acelera considerablemente para aumentar el intercambio entre dióxido de carbono y oxígeno.
- El organismo entra en situación de alerta, durante un breve periodo de tiempo, para tener el máximo rendimiento. Esto hace que otras funciones menos importantes trabajen ralentizadas.
- La pupilas de los ojos se dilatan y el líquido lacrimal disminuye para aumentar la percepción visual.

Crisis de pánico:
Los ataques de pánico son episodios repentinos de miedo intenso que provocan reacciones físicas graves, incluso cuando no existe ningún peligro real o causa aparente. Estos ataques pueden generar mucho miedo y afectar significativamente la calidad de vida. A continuación, te presento los síntomas comunes de los ataques de pánico:
- Sensación de peligro o fatalidad inminente: Puedes sentir que algo terrible está a punto de suceder.
- Miedo a perder el control o a la muerte: Durante un ataque de pánico, es común temer que estás perdiendo el control o que vas a morir.
- Taquicardia y palpitaciones: Tu corazón puede latir rápidamente y sentirse fuera de control.
- Temblores o sacudidas: Puedes experimentar temblores en las extremidades.
- Falta de aliento u opresión en la garganta: La sensación de no poder respirar adecuadamente.
- Escalofríos y sofocos: Cambios en la temperatura corporal.
- Náuseas y calambres abdominales: Malestar estomacal.
- Dolor en el pecho y dolor de cabeza: Sensaciones físicas intensas.
- Mareos, sensación de desvanecimiento o desmayos: Puedes sentirte inestable o mareado.
- Sentimientos de irrealidad o desconexión: Sensación de estar fuera de la realidad.
Uno de los peores aspectos de los ataques de pánico es el miedo intenso a que se repitan.
Una vez ha pasado el peligro…
Una vez transcurrido este periodo, si percibimos solución a la situación, se reactiva el sistema nervioso parasimpático, el cual llevará a contrarrestar las acciones anteriores:
- Los ojos aumentarán su líquido lacrimal, lo que puede provocar un lloro espontáneo.
- El corazón empezará a latir más despacio y la presión arterial disminuirá, lo que puede ocasionar mareos y desmayos.
- La respiración pulmonar se ralentizará en un intento para normalizarla, lo que conlleva a una desagradable sensación de ahogo.
- Los intestinos y la vejiga se vacían para promover, si es el caso, una huida más acelerada, lo que puede comportar a padecer una micción incontrolada.
- Finalmente, la tensión muscular se pierde de golpe, motivo por el cual surge rigidez y flojera en las rodillas.
Cuando el sistema nervioso parasimpático toma el control de nuestro cuerpo, puede comportar una situación o estado de shock.
¿Qué ocurre si se mantiene un estado de alerta de forma permanente?
- Cuando el cuerpo se pone en estado de alerta y se activa el sistema nervioso simpático.
- Aparecerán contracturas musculares, temblores y calambres.
- Problemas digestivos de distinta índole.
- Palpitaciones, taquicardia, extrasístoles, hormigueos en brazos y piernas, aumento de la tensión arterial.
- Zumbido en los oídos.
- Alteraciones del sistema inmunológico haciéndonos más susceptibles a infecciones y otras enfermedades relacionadas.
- Sensación de no respirar a pleno pulmón con molestias en el pecho, la respiración se acelera.
- Sequedad de boca.
- Aumento de sudoración.
- Se liberan hormonas como el cortisol y la adrenalina, que son las hormonas que hacen que nos mantengamos alerta, pero de forma mantenida acaban produciendo problemas de salud física y mental.
Estrategias para afrontar el miedo de forma saludable

- Comprende tus miedos:
- Identifica tus temores y acepta que son parte de la experiencia humana.
- Enfrenta gradualmente:
- Deja de huir y evita situaciones temidas.
- Enfrenta tus miedos de manera progresiva.
- Escribe tus peores temores:
- Encuentra soluciones creativas para enfrentarlos.
- Observa la realidad de tus miedos:
- Evalúa la probabilidad de que ocurran.
- A menudo, nuestros miedos son poco realistas.
- Aprende a sentir de forma sana el miedo
- Crea reacciones que te ayuden a la mejor gestión de esa situación, aquella que es siempre la más sana en ese momento.
- Para ayudarte en esto te podría interesar el taller: Miedo: Aprende a gestionarlo de forma sana.