El camello y el yak eran muy buenos amigos, pero el yak habita en zonas muy altas, mientras que el camello vive en zonas muy bajas.
Ocurría, que cuando el camello visitaba al yak padecía del mal de altura y lo pasaba muy mal; y cuando el yak bajaba a ver al camello el calor era insorportable y el aire le resultaba dificil de respirar.
Así a pesar de su buena amistad, lo pasaban mal en sus encuentros.
Tuvieron noticias de un sabio, al que fueron a ver y le explicaron su problema.
El sabio dijo:
-No os preocupéis, lo importante siempre es buscar un punto de encuentro y equilibrio.
-¿Y en qué nos puede ayudar eso?
-En mucho -aseveró el sabio-. El equilibrio será vuestro mejor aliado.
-Pero ¿en qué nos ayudará a resolver nuestro problema?
-Muy fácil. Buscad un terreno en el que podáis reuniros, cediendo un poco cada uno de vosotros. Que el yak descienda hasta donde sea posible sin perjudicarse y que el camello ascienda hasta donde pueda sin dañarse.
En ese espacio intermedio os encontraréis podréis disfrutar mejor de la compañía mutua.
Y así lo hicieron desde entonces.